RESPUESTAS A LAS
OBJECIONES BRITÁNICAS
Los argumentos británicos contra la devolución de los Mármoles
son:
Fueron legítimamente adquiridas.
Este argumento es inválido debido a que cualquier compra al conquistador
en un país conquistado es como comprar artículos robados a un
ladrón. De todas formas, no existe evidencia alguna de que los Mármoles
fueron legítimamente adquiridos. Los oficiales Turcos locales fueron
sobornados por los británicos con lujosos regalos.
Fueron tomadas para evitar su destrucción.
Elgin no sólo causó un terrible daño al Partenón
y al Erecteón cuando removió sus esculturas sino que además,
en su esfuerzo por llevarse tanto como pudiera, aserró algunas de las
esculturas por la mitad para reducir su peso y facilitar su transporte.
Los griegos eran indiferentes.
Existen pocas dudas acerca de que cualquier protesta de parte de los griegos
hubiera sido rápida y brutalmente suprimida por los turcos. Cuando el
cónsul francés en Atenas protestó por la remoción
de los Mármoles, fue encarcelado por los turcos.
Por supuesto que existían indicios de que los Griegos se afligían
por el saqueo de sus tesoros, incluyendo el mito de las Cariátides, que
podían oírse de noche lamentándose por su hermana perdida,
y las declaraciones de los obreros que cargaban las estatuas, quienes creían
que podían oír llantos provenientes de las figuras en las cajas.
Edward Dodwell, en su libro escrito en 1812, también menciona que en
la época de sus viajes por Grecia los Atenienses se lamentaban por la
ruina de sus antigüedades e insultaban a los turcos por dar permiso a extranjeros
para extraerlas.
También en 1812, un grupo de distinguidos Atenienses, dos de los cuales
eran miembros de la secreta Philike Etairia (Sociedad de la Amistad), fundó
la Philomusical Society (Sociedad de los Amigos de la Música), entre
cuyos miembros incluía a Lord Guildford. Uno de los objetivos de la Sociedad
era la protección de los monumentos antiguos.
Finalmente, Luisieri mismo admitió a Elgin que "Si no puedo quitar
el Pandrossium completo (la columnata de las Cariátides), no desespero
de obtener al menos una de las Cariátides. Pero los griegos le son muy
devotos" (al Pandrossium)
La Polución ambiental destruiría los Mármoles.
Este argumento es absolutamente inaceptable, ya que los Mármoles
sufrieron mucho más daño durante su larga estadía en la
altamente polucionada atmósfera de Londres que el que hubieran recibido
de permanecer en Atenas, donde la polución es sólo un fenómeno
reciente.
Lord Elgin admitió ante la Casa de los Comunes que la humedad de Londres
había causado deterioro al sensible mármol pentélico. Esto
era en 1816.
Pero lo cierto es que cuando una antigua obra de arte es removida de su ubicación
original pierde la mayor parte de su valor, y se transforma meramente en objeto
de interés arqueológico.
El Museo Británico, hasta el presente, intenta presentarnos a Elgin como
un amante de la antigüedad que se dedicó a rescatar las esculturas
de Fidias de su inminente destrucción. Pero las pruebas del caso muestran
un cuadro muy diferente. Con el firman del Sultán es sus manos, Elgin
parece haber pensado que le había sido concedido el derecho de llevarse
cualquier cosa en que pudiera poner sus manos. Sus acciones no pasaron inadvertidas.
Muchos de los Miembros del Parlamento protestaron en la Casa de los Comunes
en contra del accionar de Elgin, pero fueron olvidados con el curso del tiempo.
Hubo también muchos escritores ingleses, entre ellos Lord Byron, quienes
escribieron que Lord Elgin era un simple ladrón de mármol y bandido,
y que su único interés era obtener fama y gloria exponiendo los
Mármoles.
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